En relación a los estudios de Pablo Casado y los valores del esfuerzo, el emprendimiento, la excelencia, el sacrificio, la capacidad de superación, la responsabilidad, el trabajo bien hecho, la igualdad de oportunidades, la valoración de las capacidades y los méritos, el “estudia y llegarás a ser alguien en la vida“…. los “casos aislados de corrupción“, los “hilillos de plastilina” y todos esos señores de los que usted me habla (especialmente Wert y los artífices de la LOMCE).
Desde 2008, año que empezaron la recesión y por tanto los recortes, el conjunto de las universidades públicas españolas ha pasado de disponer de 10.140 millones de euros a los 8.594 millones de euros en 2014, último año del que hay estadísticas cerradas, según datos de las propias universidades recopilados por la Federación de Enseñanza de CC OO. La reducción alcanza el 15,3%. Uno de cada seis euros se ha esfumado. Esta caída de los presupuestos se ha visto reflejada en el gasto por estudiante, que ha pasado de 7.760 euros por alumno y año a 6.481 (-16,5%)
Tasas universitarias: los precios se han encarecido entre un 20% y un 75% —según la fuente y la región—. España se ha convertido así en el noveno país más caro para estudiar un grado en la universidad, según datos de CC OO. En el escalón superior, los máster, el dato es un poco peor: somos los octavos de 37 países europeos con los precios más altos. Estudiar un curso de 60 créditos de grado cuesta, de media, 1.110 euros hoy, cuando hace cuatro cursos eran 920 euros (20,6% más). Los máster han subido más: de 1.553 euros a 2.388 euros de media (53,7% más).
“Bonito auto de fe“, comentaban algunos al salir de los juzgados. “Pues al final no sabemos si acabará o no en la hoguera”, decían otros con rostro un tanto compungido.
La verdad es que, lo de esta mañana, más que un juicio ha parecido todo un “auto de fe”. Un auto de fe muy completito, en el que no se ha echado de menos nada. Por no faltar, no ha faltado la Santa Madre Iglesia ni el representante del Santo Oficio o fiscalía a quien ha correspondido la lectura de las acusaciones: “Guiados por el ánimo de ofender los sentimientos religiosos de los allí presentes y de todo el colectivo católico (…) Maestre y otras mujeres se desnudaron de cintura para arriba y abandonaron la capilla gritando “vamos a quemar la Conferencia Episcopal”, “el papa no nos deja comernos las almejas”.
Por su parte, la pecadora (muy bien en el papel que le habían dejado) ha abjurado de sus gravísimos pecados (“no era consciente de que estaba cometiendo un delito”) y ha mostrado públicamente su profundo arrepentimiento (“Vistas las consecuencias, nadie haría una cosa así porque nos estamos enfrentando a un proceso penal“).
En definitiva: todo muy “como dios manda”. Un espectáculo realmente moralizante y ejemplarizante (como el que tuvo lugar días atrás contra unos titiriteros), en el que la libertad de expresión y la democracia salen necesariamente mal paradas (independientemente de que uno comparta o no las ideas de Rita Maestre).
Por cierto: ¿dónde están aquellos que meses atrás gritaban “Je suis Charlie“? ¿Es posible que en tan poco tiempo hayan cambiado sus pancartas en favor de la libertad, por la cruz, la bandera y la mordaza?